DIARIO DEL CORONAVIRUS. JUANJO ÁVILA GARCÍA

Título: Diario del coronavirus

Autor: Juanjo Ávila García

Editorial: Adarve

Género: Diario

Formato: Físico

Tapa: Blanda

Páginas: 307

Año publicación: 2020

Precio: 17,10 | Kindle: 4,99

Como parientes solícitos, los muebles del salón me observan con preocupación mientras escribo a las 06:00 de la mañana. A mis dedos, las teclas del ordenador se deslizan con un rumor de lluvia fina. Granada duerme en paz. Pero tiene una pesadilla.

¡Jello!

Hoy traigo un libro que he podido leer gracias a la colaboración con La Reina Lectora que hizo posible el envío de este libro y que pudiera leerlo. Pero tengo que admitir que tenía las expectativas bastante altas por el tema que trataba y me ha dejado con un sabor de boca amargo. Si queréis saber qué me ha parecido este libro con un título bastante llamativo, aquí tenéis mi reseña.

SINOPSIS

Marzo de 2020, Granada en estado de alarma. El cuarentón Juanjo, solitario empedernido, se recluye en su apartamento mientras la vida se le empieza a torcer: sufre la persecución de un psiquiatra, que en connivencia con la policía intentará que deje de escribir este diario. Procedente de su juventud, reaparece la ciclotímica Ana, con una actitud arrolladora. Una paloma mensajera es portadora de las amenazas de un viejo enemigo y Rosa, la hacker sentimental, el amor de su vida, inocula un virus en su ordenador con un propósito impredecible. Por otra parte, un atractivo joven de luto se dedica a tocar y a toser sobre los vecinos de la calle. La acción irá devorándolo todo en esta comedia de confinamiento superpoblada de misterio y poesía, en la que palpita la actualidad de la crisis, pues como diario fue escrita por el propio Juanjo al ritmo de los acontecimientos.

RESEÑA

Era lógico que libros hablando sobre este tema no iban a tardar en salir. No es el primero que leo, pero sí s cierto que este me pareció más interesante debido a que, como su propio título indica, es un diario sobre los meses de confinamiento. Me parecía curioso ver cómo se desarrollaba una trama desde el comienzo del confinamiento. No voy a negar que la idea del autor no es mala, pero creo que la forma de desarrollar este tema no ha sido para mí.

Para empezar, no he sido capaz de empatizar nada de nada con el protagonista. Su forma de ver las cosas, esa poca autoestima dejándose llevar y mangonear por unos y por otros. No es capaz de defender lo que cree ni lo que le importa. Entiendo que el desarrollo de la trama es complicado debido a que todo ocurre en un espacio reducido, como es su casa, pero de ahí a que me pareciera poco relevante lo que le fuera ocurriendo, pues ya os podéis hacer una idea de lo poco que me ha interesado su vida personal. Me han parecido más interesantes las subtramas que hay a lo largo de la historia que la principal. Aunque, tengo que decir que todas ellas son algo surrealistas. En realidad, toda la historia lo es.

No sé que esperaba exactamente con este libro, quizá un reflejo de lo vivido con una historia interesante, pero no me he encontrado con nada de eso. Como ya he dicho, la historia se divide en el día a día del protagonista y los disparates que van ocurriendo. Es cierto que es complicado escribir sobre este tema ya que todo se tiene que desarrollar dentro del piso de Juanjo y ver la vida pasar mientras el virus va evolucionando y trastocando nuestra realidad. Creo que si se hubiera quedado con este tema que ya de por sí es bastante surrealista, hubiera tenido otro sentido el libro, pero ha querido darle un punto cómico y disparatado a la trama que, para mí, lo que ha conseguido, es que se me vuelva pesada.

No hay ni un solo personaje de los que aparecen que me haya caído medianamente bien. El doctor me ha sacado completamente de mis casillas, cada vez que aparecía se me crispaban los nervios. Las mujeres que van y vienen a lo largo de la trama también me han parecido innecesarias y sin ningún tipo de relevancia en la historia. Realmente, las cosas que van ocurriendo, para mí, no tienen importancia ninguna en la historia, son como pequeños relatos que se van desarrollando dentro de la trama principal y que imagino que están ahí puestos para darle cierta intriga y misterio a la historia y que tenga un poco más de acción, pero a mí me ha costado cogerle el ritmo.

Empecé con muchas expectativas el libro y al principio me enganchó bastante porque quería saber qué iba a pasar con la paloma mensajera o con la hacker, pero a medida que iba pasando las páginas mi interés por esas historias iba decayendo hasta que al final he leído el libro porque tenía que terminarlo. 

La prosa del autor no es mala. La historia está escrita como prosa poética, con muchas metáforas e hipérboles que le dan cierta belleza, pero cuando ya he leído cuatro o cinco metáforas sobre la muerte y la repercusión en los ciudadanos por culpa del COVID-19 en el mismo capítulo o al final de cada párrafo, se me atragantaban las palabras. Creo que ha abusado un poco de este recurso. Eso no quiere decir que el autor escriba mal, al contrario. Las relaciones entre la muerte y palabras u objetos me han parecido muy buenos, pero creo que se ha repetido demasiado este recurso. 

El final de la historia no está mal. Esas historias que se han ido abriendo a lo largo de la trama se cierran todas y parece que todo vuelve a su cauce, incluso el protagonista parece evolucionar un poco. Pero tengo que admitir que estaba tan cansada al terminar el libro que ni me he fijado demasiado en el final. Puede que la estructura del libro y cómo se desarrolla la trama es lo que más me ha sacado de la historia. Esta lectura no ha sido para mí. Quizá a vosotros os guste más y le encontréis ese algo que yo no he sido capaz. 

Si queréis leer algo diferente, con un humor un tanto peculiar y como protagonista el confinamiento que hemos vivido, este es vuestro libro.

¡Nos vemos en la próxima reseña!

Pero también recordé a esas viejecitas que en Granada cuidan de sus flores en los balcones de hierro forjado, las cultivan con tanto cuidado como si fueran sus recuerdos.

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